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De tanto en tanto ese curioso matrimonio de conveniencia constituido por los medios de comunicación y el mundo de la publicidad logra atraer nuestra atención con algún numerito grotesco. Un caso muy sonado fue el divorcio que protagonizaron La Razón y sus queridas prostitutas allá por 2009. En aquel momento el medio español (grupo Planeta) adquiría los derechos de distribución de L´Osservatore Romano, periódico del Vaticano que se adjuntaría como suplemento dominical a nuestro diario; pero resultó que el paquete incluía un llamativo obsequio: la cabrona conciencia cristiana. Porque solo entonces los lectores dejaron de contar entre sus líneas las varias decenas de miles de euros mensuales que recaudaba en anuncios de contactos sexuales. Eso sí, los escrúpulos morales tienen sus límites y los negocios son los negocios, el grupo no dejó de publicar la revista Playboy.
Otro ejemplo llamativo es el que nos ofrecía El País Semanal el 30 de noviembre de 2014 con un monográfico titulado “Mujeres”. Así planteaba la cosa: «“El País Semanal” reflexiona sobre las inquietudes, retos y debates en torno a la igualdad en el siglo XXI». En el número, interesante y de cuidada elaboración, se ponderaban los progresos sociales que ha conseguido la mujer y se recordaba lo mucho que queda por hacer. Se incluían entrevistas que iban de gente como Sofía Vergara a Cristina Fernández de Kirchner, de Shakira a Ada Colau; artículos de Emma Bonino y Michelle Bachelet; breves semblanzas de blogueras, activistas, artistas; retazos biográficos de niñas y mujeres machacadas por la injusticia en países subdesarrollados. Y entre todo ello, feminismo, mucho feminismo, por supuesto, y mucha reivindicación de la igualdad. Todo pero que muy bonito. Y de pronto, como que no quiere la cosa, me encuentro a una guapa Milla Jovovich paseándose ausente por sus páginas, indiferente a estos asuntos. Solo presta su imagen a una campaña de publicidad. Sigue leyendo