Etiquetas
consejeros, educación, interinos, primaria, profesores, profesores sustitutos, Real Decreto-ley 14/201, secundaria, sustitución
Boni me asegura que a la mayor parte de la gente que maneja el cotarro en esto de la enseñanza le importa un pijo la educación pública. Más que nada, dice, porque quienes parten y reparten son ante todo políticos, desde el ministro de Educación a los consejeros, desde sus secretarios generales a sus directores de ordenación académica, innovación educativa, recursos humanos, etc, etc., etc. Políticos que van y vienen, que en muchos casos tienen a sus hijos en centros privados y que suelen estar más preocupados por imponer sus criterios que por dar una continuidad solvente al sistema, al margen de quién mande en la nueva legislatura. Yo le expreso mis reservas y le prevengo de lo poco fecundas que suelen ser las generalizaciones en estos asuntos, a lo que me responde con dos argumentos que me cuesta rebatir: por un lado me hace referencia al Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, (que nada tiene que ver con la LOMCE y cuya denuncia, aun teniendo la aplicación de la norma unas consecuencias desastrosas, parece haber quedado sepultada por las críticas a la nueva ley) por el cual las comunidades autónomas deben prescindir de contratar un profesor sustituto durante los primeros diez días lectivos (independientemente de la causa de la ausencia: bajas, permisos) y sin limitación alguna, es decir, un mismo grupo puede sufrir la ausencia de profesores indefinidamente; el segundo, que dejaremos para el siguiente capítulo, trata de la nula experiencia académica o profesional relacionada con el mundo de la enseñanza primaria o secundaria de la mayoría de los consejeros de educación de este país.
Para demostrarme que sabe de qué habla me cuenta un caso que vivió no hace mucho. Le había tocado cubrir una ausencia debida a un permiso maternal. El curso había empezado a mediados de septiembre pero desde la consejería tuvieron a bien esperar hasta principios de octubre para llamarle (diez días lectivos, a pesar de que la feliz maternidad tenía ya dos meses de historia; que era previsible la cosa, vaya). Cuando llega al centro comprueba que entre los grupos a los que debe impartir clase están los inquietos chavales de un segundo de bachillerato a los cuales no solo les ha faltado el profesor de Lengua (asignatura que imparte Boni), sino que tampoco han tenido la oportunidad de aprender nada de Filosofía (baja laboral por estrés, efectiva desde finales del curso anterior y previsiblemente hasta enero ya que lleva un par de años con la rutina); Historia (baja laboral por rotura de clavícula, efectiva desde mediados de agosto) e Inglés (nadie sabe qué pasa o no lo quieren decir). Hagamos cuentas.
Por fin el curso empieza a desarrollarse con normalidad, cuando a finales de octubre la sustituta de Inglés sufre un accidente de coche (nada grave, pero un fuerte latigazo cervical con vértigos la manda de baja). El sustituto, como parece ser prescriptivo en la consejería independientemente de que los alumnos ya hayan sufrido la ausencia de principios de curso, no se incorpora hasta mediados de noviembre. Y claro, no han cogido el ritmo todavía y ya llegan las estupendas fiestas, el puente de la Constitución, y las vacaciones. ¡Ah! Y a principios de diciembre el profesor de matemáticas se ha ido de luna de miel (permiso matrimonial solicitado con más de un mes de antelación) sin que envíen sustituto, evidentemente. Hagamos cuentas.
Entre todo esto parece ser que desde la dirección del instituto se llegó a enviar un escrito a la consejería explicando la situación. En él, al mismo tiempo se dejaba constancia de las quejas de varios padres –más bien pocos dada la gravedad del asunto– que se habían personado en el centro buscando una explicación. Aunque todo de forma muy moderada, eso sí. Y es que, si es comprensible la indignación de padres y alumnos ante esta situación, hay que añadir el nerviosismo que supone en un segundo de bachillerato, en el que los chavales se preparan para la PAU, el temor de no poder dar todo el programa. De todos modos, ya me la imagino, una de esas educadas cartas en las que se trata al consejero de ilustrísimo o de excelentísimo (me pregunto dónde anda la excelencia) y se ruega pongan una solución al asunto. También los alumnos, azuzados agresivamente por el nuevo profe de Historia y subliminalmente por Boni, formularon una queja directamente al consejero de Educación. En un claustro antes del fin del trimestre la dirección comunicó la respuesta de la consejería al respecto de sus demandas, lo de siempre: que tratan de gestionar lo más eficientemente posible los recursos de que disponen y bla, bla, bla. Los afectados, los alumnos, jamás obtuvieron una respuesta. O bien al consejero debió de resultarle muy cansado responderles personalmente, o bien consideró, a tenor de la carta que le habían enviado, que aún no estaban lo suficientemente amaestrados para leer su respuesta manteniendo la compostura.
El nuevo año comenzó con una buena noticia para Boni, y es que la profe titular a la que sustituía pidió una excedencia, por lo que pudo acabar el curso en el centro; y otra mala para los alumnos: la baja por neumonía del profesor de matemáticas (sí, el de la luna de miel, que le dio por irse a Finlandia en pleno diciembre). Más adelante, el profesor de Historia titular reincorporado en febrero se largó a participar en una expedición arqueológica a Jordania a mediados de marzo (permiso no remunerado solicitado con más de siete meses de antelación). Quince días después los alumnos pudieron conocer a su tercer profesor de Historia a lo largo del curso. Para rematar la cosa, la profe de Latín, que había dado a luz durante las vacaciones de Navidad y para la que por fortuna habían enviado un profe sustituto al término de estas, solicitó una reducción de media jornada en su reincorporación en mayo, media jornada que comprensiblemente no quiso asumir su profe sustituto y por lo cual los alumnos hubieron de esperar otros diez días lectivos para conocer a nuevo profesor de Latín. Hagamos cuentas.
No creo que sea necesario ser jurista para entender que la aplicación de esta norma entra en conflicto con eso que pusieron en algún lugar de la Constitución y que dice algo del derecho a la educación. Porque ya me dirán, si permitir que los alumnos pierdan horas lectivas indefinidamente no es una violación flagrante de su derecho a la educación… Claro, que a la larga nada podrá evitar que nos digan lo mismo que en lo tocante al derecho a la vivienda: educación de calidad sí, si puedes, págatela, y si no: jódete. Lo que sorprende de todo esto es que nadie haya llevado aún el tema al Tribunal Constitucional.
Ante la incomprensión de los alumnos de por qué los mismos que hablaban de educación de calidad les negaban su derecho a tener a sus profesores sustitutos cuando más lo necesitaban, Boni tuvo que sentenciar: porque les dejamos.
Con todo lo dicho, no estoy con Boni en eso de que a los que controlan el cotarro les importe un pijo la enseñanza pública. Más bien pienso que les encantaría que fuese magnífica, aunque solo fuera para tener un argumento más en defensa de sus políticas. Lo que sucede es que no pretenden hacer un pijo para que esto sea así. No pasa nada, si la cosa no funciona se le echa la culpa al profesorado, a la LOGSE, al Gran Hermano, al reguetón, (a la madre que la parió no, que a esa podemos comerle la oreja para que nos siga votando) y santas pascuas.
He aquí la norma en cuestión (ver TÍTULO I, ARTÍCULO 4):
http://www.boe.es/boe/dias/2012/04/21/pdfs/BOE-A-2012-5337.pdf
Sería interesante que aquí abajo, en «comentarios», dejarais testimonios de esta ralea: experiencias personales, críticas, denuncias, etc.
Antonia dijo:
Un artículo estupendo y por desgracia atemporal. 18 días seguidos sin profesor de Lengua y Literatura de 1º y 2º de bachiller en el IES Santa Clara de Santander.Empezaron el curso con el profesor de Lengua al que le quedaba un mes para jubilarse, este mes no hicieron nada, porque el profesor estaba muy feliz con la idea de su jubilación y ese mes fue «hapy» para todos. Después 15 días hasta que vino el de sustitución y cuando empezó ya estaban a la vista las fiestas de diciembre y vacaciones de Navidad.Tras 3 meses de bajas intermitentes de 1 a 3 dias en las que por supuesto no había ningun sustituto, falta desde el 11 de abril por enfermedad.
He reclamada al jefe de estudios, director del centro, ampa, Consejeria de Educación, Director General de Personal Docente, varios medios de comunicación a ver si se hacen eco de la noticia, pero de momento no consigo nada y mientras tanto los alumnos sin profesor.
¿DONDE ESTA SU DERECHO A LA EDUCACION?
infamiasficcionesycandela dijo:
Muchas gracias por tu aportación. Creo que todas las denuncias son pocas. Una prueba más de que las cosas verdaderamente interesantes no suelen aparecer en los periódicos.
Profe dijo:
Yo estoy de baja y han tardado exactamente UN MES en sustituirme. Aprovechando que llegaba la Semana Santa, se han escaqueado de mandar sustituto (pese a que los 10 días de rigor vencían antes de las fiestas, pero así se ahorran pagarle el sueldo al sustituto) y después de Semana Santa, en lugar de haber allí un profesor el primer día se han tomado su buena semana para arrancar. El problema de todo esto es que los padres tragan con lo que les echen mientras el nene esté en el centro. Si les mandáramos a casa cada vez que no se manda sustituto, al día siguiente la cola de padres protestando daba tres vueltas al instituto. Si están en 2º de bachillerato, todavía protesta alguien. Pero si no, ovejita en el redil y todos contentos. Como mucho despotrican, echarán la culpa al centro y poco más. Luego para otras cosas como el tema de los deberes sí que se mueven, pero para esto, ni un dedo oigan. Y de cerca de 200 alumnos que tengo y más de 300 padres con hijos afectados, a alguno se le podía haber ocurrido durante ese largo mes ir a poner una queja formal, escribir a un periódico…¡¡Algo!! Pero no. A mí, mientras, de baja en mi casa me ha tocado corregir exámenes, trabajos, murales, hacer medias, meter las notas en la aplicación, resolver por teléfono todo tipo de problemas y dudas, mandar tareas para que aprovechen el tiempo…Si al final la culpa será de los profes, que parece que nos preocupamos más por esto que alumnos y padres. Tenían que haber ido los 200 con un hueco blanco en el boletín de notas y a ver qué pasa aquí. Pero no, de baja en lugar de estar recuperándome y descansando estoy haciendo el mismo trabajo que siempre con la salvedad de que no voy al centro. Y esclavizando a mis compañeros haciéndome de porteadores de materiales del centro a mi casa. Mala solución le veo…